Wednesday, January 22, 2014

ORALMENTE HABLANDO


LOS CONSEJOS MÁS CANDENTES PARA ENTREGAR UN SEXO ORAL DE ENSUEÑO.

A veces nos da un poco de vergüenza o de miedo proponerle a nuestra pareja hacer cosas nuevas y sentir deseos de introducir nuevas técnicas en nuestras vidas sexuales. Dejando a un lado el pudor una de las cosas que mejor le pueden venir a nuestras relaciones es hablar. Hablar sobre nuestros cuerpos, ponernos a tono experimentando con zonas que solemos tocar menos o investigarnos mutuamente. Al hablar ambos sobre nuestros respectivos cuerpos y contandole a la otra persona lo que opinamos o lo que nos hace sentir su cuerpo podemos estar más comodos y así ayudamos a crear un ambiente de confidencialidad en el que podemos pedirnos esa práctica que tanto reparo nos da.

Una de las cosas que debería ser obligatorio en el sexo de todo el mundo y que tal vez nos cuesta pedir es el sexo oral. La boca es el segundo órgano más utilizado durante una relación sexual y esa cosita húmeda que se encuentra dentro, nuestra lengua, puede dar mucha viveza al sexo en nuestra vida. Es por ella por lo que se recurre tanto a la boca cuando buscamos placer. La lengua humeda, excitante, es capaz de ponernos los pezones duros en una pasada y si la cabeza de nuestro o nuestra acompañante va descendiendo con sigilosidad hacia la parte inferior de nuestro cuerpo, una corriente eléctrica nos recorre la columna vertebral anunciando esa Petite Morte que llegará.

Para que tu lengua o la de tu compañero/a te produzca un placer extremo hay que saber utilizarla bien. Primero debemos tener una posición cómoda. Podemos empezar estimulando el clítoris, para pasar a usar la boca y juntar labios y labios y después empezar a oir gemidos de placer.

Ella debe buscar una posición en la que esté bien y cómoda. Algunas ideas son:

- De rodillas con la cabeza de la otra persona entre sus piernas. Que la boca quede justo a la altura de la vulva.

- Acomódate en el extremo de la cama y deja colgar las piernas. Nuestra pareja deberá ponerse de rodillas en el suelo y situar su cabeza entre las piernas. Aquí es aconsejable ayudarse de cojines para elevar la pelvis de ella y para que el que está en el suelo no se haga daño en las rodillas.

- La clásica postura del 69 y una variación de la misma. Poniéndose de lado las cabezas se apoyan en los muslos de la pareja. Aquí hay que tener cuidado para estar cómodos, la cabeza apoyada en la pierna pero a la vez que la otra pierna no recaiga sobre el que está lamiendo para que esté agusto. Puede hacerse mutuamente o si perdemos la concentración primero uno y luego el otro. Si se hace por separado, se puede tumbar de lado, abrir las piernas y dejar que la cabeza del que chupa se situe entre ellas y mantener la otra hacia atrás para que no moleste.

- Y la más clásica es ella tumbada, abre las piernas y lista para la acción. Para ayudar podemos poner un cojín bajo la pelvis para elevar y sobre todo mirar como tenemos la cabeza de nuestra pareja entre las piernas, lo que dará un plus de morbo.

¡Ahora empezamos a practicar! una vez que nos hemos puesto y que estamos calientes una buena forma de no enfriarnos es utilizar la lengua para ir recorriendo el cuerpo poco a poco. Desde los besos por la cara, chupando los pezones, bajando por el ombligo y no... no vamos directamente a la vagina sino que merodeamos por la zona. Vamos de un lado a otro como vagabundos por unas tierras muy húmedas y calientes. Mordisqueamos y lamemos los muslos por la cara interior y vamos acercándonos a la vagina. Nos encontramos los labios mayores, los acariciamos con la boca, podemos besarlos incluso meternoslos en la boca para que se exciten más, la sangre fluya por sus genitales y lubrique. Accedemos a los labios menores y les mostramos la puntita de la lengua. Se la pasamos de arriba a abajo, muy despacio al principio. El ritmo es crucial para ir estimulando ya que el clítoris es una parte muy sensible y no podemos atacarle directamente porque puede que no esté todavía preparado. Por ello, vamos andando alrededor para ver como se hincha como lubrica la vulva y nos va pidiendo más. Rodéalo con la lengua alrededor de los surcos del capuchón del clítoris. Roza la parte que separa el clítoris de los labios menores.

Y ahora que está preparado podemos pasar a él. Chúpalo, lámelo, rózalo, tócalo, el ritmo lo marca ella. Puede gustarle suave o fuerte y preciso. Tendrás que adaptarte a lo que pida. Puedes excitarlo aun más absorbiendo un poquito, con cuidado porque puede hacer daño si lo hacemos demasiado fuerte. Para completar el placer podemos ayudarnos de algún juguete o el dedo e introducirlo para estimularla doblemente. La presión de la lengua sobre el clítoris puede ir variando, si vemos que va a tener un orgasmo podemos aumentar la presión y mantener el movimiento hasta que acabe.

El sexo oral es muy satisfactorio y realmente placentero. Puede relizarse como una práctica aislada que nos lleve al orgasmo o como parte del juego. Atrévete a pedirlo y no dejes de practicarlo para ir mejorando la técnica.




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